04 marzo 2004

Nuestro querido presidente

El candidato del PP a la presidencia del Gobierno español, Mariano Rajoy, escribió dos artículos de talante racista en la página de opinión de Faro de Vigo, el primero en 1983, como diputado de Alianza Popular en el Parlamento autónomo y concejal de Pontevedra y el segundo en 1984, cuando ya era presidente de la Diputación de Pontevedra.

La colaboración de 1983 lleva por título Igualdad Humana y Modelos de Sociedad y recibe del Faro de Vigo el tratamiento de artículo principal, dentro de la segunda página del diario, reservada para trabajos de opinión de calidad. Rajoy arremete desde el comienzo de su artículo contra lo que llama "tópico de la igualdad humana" que identifica como "prédica del modelo socialista votado mayoritariamente en nuestra patria". El diputado de AP (actual Partido Popular) está indignado por el afán igualitario del gobierno de Felipe González: "En nombre de la igualdad humana se aprueban cualesquiera normas y sobre las más diversas materias y (en estas resoluciones del ejecutivo) no se atiende a criterios de eficacia (...) solo importa la igualdad (...) salvoconducto que todo lo (sic) permite hacer".

Mariano Rajoy declara su júbilo por los argumentos del libro "La Desigualdad Humana", de Luís Moure Mariño, publicado en febrero de 1983 por la Fundación Cánovas del Castillo. Un libro que califica de "excelente (...) y que tal vez por ser un libro “desigual” y no sumarse al coro general, no ha tenido en lo que ahora llaman “medios intelectuales” el eco que merece". Raxoy anuncia que encontró en aquellas páginas "una prueba irrefutable de la falsedad de la afirmación de que (sic) todos los hombre son iguales" y, en un arrebato de admiración por Moure Mariño, declara: "estamos ante uno de los libros más importantes que se han escrito en España en los últimos años".

En los artículos a los que nos venimos refiriendo, Mariano Rajoy recuerda también que "ya en épocas remotas, y existen en este sentido textos del siglo VI antes de Jesucristo, se afirmaba como verdad indiscutible que la estirpe determina al hombre, tanto en lo físico como en lo psíquico". Por lo tanto, el reparto de títulos de esclavitud o nobleza no se fundamentaba, en tiempos de Pericles, en pruebas científicas y por eso el autor celebra que "estos conocimientos que el hombre tenia intuitivamente -era un hecho objetivo que los hijos de “buena estirpe” superaban a los demás- han sido confirmados más adelante por la ciencia: desde que Mendel formulara sus famosas “Leyes” nadie pone ya en tela de juicio que el hombre es esencialmente desigual". Confiando en la ciencia, el autor sitúa el comienzo de la desigualdad humana "no solo desde el momento del nacimiento sino desde el propio de la fecundación", y en concreto desde la contribución de cromosomas al huevo fecundado. A entender de Rajoy, el huevo tendrá que apandar con lo que le corresponda en el reparto: "El hombre después, en cierta manera, nace predestinado para lo que habrá de ser. La desigualdad natural del hombre viene escrita en el código genético, en donde se halla la raíz de todas las desigualdades humanas: en el que nos han transmitido todas nuestras condiciones desde las físicas, color de los ojos, pelo, corpulencia etc. hasta las llamadas psíquicas como la inteligencia, predisposición para el arte, el estudio o los negocios".

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