26 enero 2007

El gran mensaje

A pesar de no tener aun muy claro el tema de que Cristo sea un dios, creo profundamente que su mensaje: "amar a los demás como a ti mismo", es la solución a todos los males de la humanidad. Pero…

¿Cristo era un dios?

Creo que no hace falta ser algo sobrenatural con poderes curativos, ni venir de los cielos al mundo de los humanos, ni hacer que tu madre flote y se pierda entre las nubes, ni andar por el agua y decirle a tu colega que se anime a andar como tu, ni tan siquiera creo que haga falta resucitar, para decir "ama a los demás". Aunque sí que hacen falta unas pelotas sobrenaturales para llevarlo a cabo y morir por los demás.

Pero... ¿A caso cambia el mensaje, si "amar a los demás" lo hubiera dicho una persona normal? Creo que no cambia nada en absoluto. Amarnos o no, es un problema nuestro, de los seres humanos. No pinta nada que venga ahora un dios con la vida resuelta, a decirme lo que tengo que hacer en plan "papi" protector. ¡Ah claro...!, es que eso no se le puede haber ocurrido a alguien normal, sino a un dios... ¡que tontos somos!

Es que me gusta la autogestión: prefiero pensar que ese mensaje se le ha ocurrido a un ser humano, y que la idea hubiera salido de nosotros, a que haya tenido que venir papaíto dios a aconsejarnos. Un papaíto que encima no he visto en mi vida, ni veré.

¿Y qué más da si era o no un dios, o un extraterrestre, o ambas cosas? Conoceremos a las personas por sus actos. Eso es lo importante, lo real: su legado. Cristo fue una persona estupenda por el mensaje que defendió, y por el que murió (¡ole! sus narices, al ser capaz de defender una idea tan hermosa, por encima de su propia vida). Ante eso me quito el sombrero. Todo lo demás son ganas de hacerse pajas mentales.

¿Cristo murió en la cruz?

Me da lo mismo. ¿Cambia en algo su mensaje? Si murió en la cruz, o no, no me da más energías pensar que sí.

¿Por qué amar? ¿Qué necesidad tengo de hacerlo?

Amar a los demás como a ti mismo, es muy difícil para la mayoría de nosotros, por no decir para todos. Y poner la otra mejilla cuando te golpean, es hacer la doble "piruleta" mortal y hacia atrás. Pero claro, por otra parte ¿qué valor tiene amar a quien ya te ama?

Lo que más me intriga hoy por hoy, es averiguar cómo conseguir las fuerzas para amar como él nos dijo, por encima de tu propia vida. Creo que se debe buscar la motivación en este mundo, ¿o es que es preciso buscar energías en algo sobrenatural, para tener el valor de llevar a cabo ese mensaje? ¿Me ayuda más pensar que lo dijo un dios? ¿No es suficiente la recompensa de vivir en un mundo justo e igual para todos? ¿O necesito una recompensa en otro mundo o el miedo a un castigo, para ponerme manos a la obra?

Amar desde el miedo

¿Amar por el miedo a los infiernos? ¿O por el premio de una vida maravillosa en el paraíso? A eso, en mi tierra, se le llama hacer las cosas por miedo, o interés, o ambas cosas. ¿Es que no somos capaces de amar si no nos acojonan o nos dan un caramelo? ah claro, ¡que somos tontos!

Por otra parte, analizad la situación. ¿A mi de que me vale si un desconocido me ama por miedo a que su culo pueda arder eternamente, o me ame por interés, para ganar puntos y hacerse un hueco en el paraíso? Lo lógico es preguntarse si lo haría si no estuviera acojonado, o si no tuviera premio. ¿Qué valor tiene que alguien te regale algo, si sabes que lo hace por su interés o presionado por el miedo? Para mi ninguno. Ese tipo de amor no vale para nada.

Amar desde la libertad

Pongámonos ahora en el lado opuesto. Sin presiones. Sin miedos. Simplemente amar porque quieres hacerlo, por satisfacción personal, o por lo que sea menos por miedo al castigo o por recompensa de un premio: amar desde la libertad. Sabemos que no nos pasará nada si no amamos, y tampoco si lo hacemos. ¿No es mejor así? Si recibes un regalo de alguien, porque te quiere y le apetece demostrártelo, y sabes que no lo hace por interés, ni movido por el miedo, es el mejor regalo que te pueden hacer. Y es el mejor regalo que tú puedes hacer.

Pero entonces también puedes odiar, o ni lo uno ni lo otro, ¿qué más da? Como no hay "presión" de un infierno acechante o un cielo... Pero imagina por un momento dos mundos: uno en el que todos se odian, y otro en el que todos se aman. ¿Dónde te gustaría vivir? No hay un paraíso después de muerto, el paraíso lo podemos crear nosotros en este mundo. Y cuando te mueres, te jodes y adiós muy buenas, no hay nada más.

El cielo y el infierno

Volviendo al tema del cielo y el infierno. Este supuesto dios es el que nos dará un premio si hemos sido buenos, o por el contrario, nos mandará a que nos den por el culo para toda la eternidad, si hemos sido malos (aunque sé que para más de uno, ésto último sería un paraíso, así que amigos amantes de ese tipo de sensaciones, siento mucho deciros que era una expresión).

"Para toda la eternidad". Piénsalo por un momento... ni un año, ni cien, ni un cien mil billones: para siempre. El hecho de castigar a alguien eternamente, es más propio un pedazo de cabrón, injusto y absolutista, que de un dios que ha venido a dar un mensaje de amor y reconciliador al mundo, ¿no? Igual es que está cabreado porque lo crucificamos (también nosotros... ya nos vale). Pero ¿qué pasa? ¿Ya se le ha olvidado lo de la otra mejilla? ¿Ya no hay perdón? No creo que ese modo de castigar concuerde mucho con el mensaje que nos vendió cuando estuvo entre nosotros. Entonces ¿quién coño se ha inventado esta pantomima del cielo y el infierno? Porque si lo que quería es que creyéramos más en dios, en mi opinión, la ha cagado profundamente. A lo mejor antes le funcionó, hace 5000 años...

¡Ya se! Es que como soy humano, y por tanto tonto, igual es que no me he enterado bien y al final nos perdona a todos, hagamos lo que hagamos. Aquí hay entonces una gran contradicción: si nos acaba perdonando a todos, ¿para qué coño se ha inventado el rollo del infierno? Hay muchas cosas que no tienen sentido y "huelen" a que alguien las ha puesto posteriormente, para hacer de una persona normal, un dios, y manipular a la humanidad. Aprovecho para felicitar irónicamente, a toda esa basura humana que se ha preocupado de enrevesar algo tan sencillo como "amar a los demás".

Las fuerzas

Cuando pienso en que lo correcto, lo ideal, es amar por encima de todo, incluso de tu propia vida, sin esperar nada a cambiome da miedo. Sobre todo porque soy humano, y me siento incapaz de hacerlo. Y sufro una frustración diaria por que cada día que pasa es un día menos que tengo para vivir así, y seguir sus palabras.

Pero bueno, no todo tiene por qué ser blanco o negro. El mundo no creo que lo pueda cambiar una persona sólo, pero sí las pequeñitas acciones de todas ellas. Ahí está el secreto. Es como una democracia, si todos votan amar, este mundo será un paraíso. Si todos votan odiar, será una mierda. ¿A qué me refiero con votar? Pues a que en la mayoría de tus actos haya un pequeño gesto de amor. Esos pequeños gestos si que son alcanzables, y no me frustro. Cuanto más votemos, más posibilidades hay de que este mundo acaba como nos gustaría.

La cadena de la mierda

Un buen modo de votar, es saber parar la "cadena de la mierda". ¿Pero a qué me refiero con esto?

La cadena de la mierda es un modo vulgar de denominar un hecho: Pepe se ha levantado cabreado porque no ha follado con su mujer y discutieron la noche anterior, Pepe es jefe de una empresa, y ese día está que trina, y putea a Jaime. Jaime, por tanto recoge la mierda que Pepe le suelta, y al llegar a casa, se cabrea más de lo normal con su hija Luisa. Luisa acaba hasta las narices y ese día explota con Javi, su novio... y así va pasando la mierda de Pepe de unos a otros.

Saber parar esa cadena, ser paciente y tragar esa mierda de Pepe sin pasársela a los demás, hará más fácil la vida a Luisa, a Javi, etc... Saber aguantar eso, ya es un "voto" para hacer este mundo un poco más agradable.

¿Se os ocurren más modos de votar por un mundo mejor?

La enfermedad del hombre y su letal droga

LA ENFERMEDAD...

En un mundo cada vez mejor comunicado, y por tanto más unido, va cobrando más fuerza el concepto de globalidad. El ejemplo más evidente podemos verlo en la economía y el cambio hacia la globalización que está experimentado. Y la percepción global del mundo debe afectar también a las personas. ¿Quién de nosotros no tiene amigos en otro continente, habla al menos dos idiomas, o por lo menos no está informado de lo que ocurre en todo el mundo?

La psicología debería asumir dicho cambio y aceptar enfermedades que afecten a la globalidad.

Existen enfermedades fisiológicas, que repercuten directamente en el organismo de la persona afectada. Estas enfermedades poseen unos síntomas que la evidencian. Es decir, el afectado puede creer que está enfermo porque experimenta un empeoramiento de sus condiciones. ¿Qué ocurre cuando no se experimenta? El afectado puede pensar, con razón, que no padece ninguna enfermedad.

Por tanto, retomando el plano psicológico, de por si menos palpable, cuesta más que el afectado perciba esos síntomas y se convenza de estar enfermo. Los problemas desde fuera se ven con más claridad, y suele ser habitual que familiares o amigos del afectado sean los que le abran los ojos.

¿Y por qué un problema psicológico se detecta como una enfermedad? En la medida en que su comportamiento afecte a:

  • Su salud: Obviamente es detectable un problema psicológico que afecte a la salud de una persona (bulimia, anorexia, suicidas, etc...)

  • Su relación con su entorno más directo (familia, amistades y trabajo): También son fácilmente detectables los problemas psicológicos de este tipo (celos, sentimientos de superioridad o inferioridad...)

  • Su relación con el resto del mundo: Aquí existe un vacío tremendo y no hay enfermedades catalogadas. Alguien al que le importe un bledo lo que pase en el tercer mundo, la destrucción de la naturaleza, etc... obviamente está enfermo (carece de un sentimiento de unidad con el resto de seres humanos, carece de sensibilidad por los problemas lejanos a su mundo).

Llegados a este punto podemos afirmar que esta sociedad está enferma. Tiene una carencia de sensibilidad y amor al prójimo.

El primer problema, al igual que ocurre con todo tipo de enfermedades psicológicas, es darse cuenta de ello y reconocerlo. Hasta que esto no suceda, nada cambiará.


...Y SU DROGA LEGAL

Consumir. Invertir en mejorar tu calidad de vida, aumentar tu comunidad y mejorar en tu estatus social. Vivir cada día más a gusto en una burbuja de placer y felicidad falsa que proporciona el dinero. Y cada vez nos tapamos más los oídos. Pero esto no lo hacemos únicamente porque el sistema lo establezca así, sino también nuestro propio organismo, que como el de todo ser vivo, tiende a situarse cada vez en una posición más cómoda y que le proporcione mayor tranquilidad y seguridad. Y dentro de esa burbuja no vemos más allá de lo cercano (yo, mis amigos, mi familia). No nos interesa verlo, o a los medios de comunicación, al sistema, no le interesa mostrarnos otra realidad.

¿Es una enfermedad la ambición o las ansias por vivir cada vez más cómodamente y rodeado de productos realmente no necesarios? ¿Es esta la enfermedad de la humanidad que contrajo desde que inventó el dinero?

¿El dinero da la felicidad? El vivir cada vez más cómodos, y mejorar nuestro estatus social de cara al qué dirán, aporta una felicidad y un placer tan falso y perjudicial para la humanidad, como la de una droga. Pero la diferencia entre el placer que aporta el consumismo y la que aporta una droga es que una es legal e interesa al sistema y la otra no. ¿Por qué? ¿Por qué ésta última mata directamente? ¿Acaso no mata a miles de personas el que medio mundo no comparta lo que tiene con el otro medio?

¿Qué droga mata a más personas, la droga del consumismo o la sintética? Todos somos drogadictos. Y lo peor de todo es que sólo somos un 15% de la población mundial, la que putea al otro 85%.