03 diciembre 2003

No hay peor ataque que una buena defensa

Érase un pajarero que estaba muy ofuscado, porque en su pajarería había un pajarito que siempre se escapaba. Y se gastaba dineeeeero y dinero en comprar jaulas mas seguras, muchos candados para sus puertas y alarmas. Pero el pajarito seguía escapándose. Entonces siguió y siguió gastándose dinero y esfuerzos en tapar ventanas. Ya casi ni pasaba luz. Pero el pajartio seguía escapándose.

Entonces desesperado y arruinado acudió a un sabio anciano de su pueblecito a que le dijera qué podía hacer para que su pajarito no se escapase. Y el sabio le contestó que quitase todas las cerraduras, que abriese todas las ventanas y rompiera su jaula. Y que hablase con el pajarito, y le dijera que le quería. Y si alguna vez se gastaba algo, que fuera para hacer al pajarito más feliz.

Y el pajarero sorprendido y sin creerselo demasiado, aceptó el consejo. Hizo todo lo que le dijo el sabio y le compró al pajarito un gran estanque para que jugara, con el dinero que le sobraba ahora por no tener que comprar tantas protecciones.

Si quieres a alguien con todas tus fuerzas, déjale marchar. Si no vuelve es que nunca fué tuyo, pero si lo hace, será tuyo para siempre. Que cada uno saque su moraleja. Haz el amor y no la guerra. Este cuentecido está dedicado a esos gobiernos que tanto se gastan en armas para protegerse de su propio pueblo y de los de alrededor.

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