30 diciembre 2003

El efecto anestesiante de un 'te quiero'

Te quiero, o quiero creer que te quiero… para así no dejar de soñar y ser feliz. Hoy puede que alguien que queremos nos haga algo que no nos guste, pero no pasa nada… ‘le quiero’. Nos aferramos a esa idea con tanta fuerza, que seguiremos diciendole ‘te quiero’, porque ese algo no merece la pena como para crear polémica, ni siquiera merece la pena comentarlo. Y vamos permitiendo y permitiendo que nos hagan cositas insignificantes, pero que quedan ahí gotita a gotita en un vaso. Y al final nos damos cuenta de que a quien tenemos a nuestro lado, no le queremos. “Ostias, ¿Y ahora como se lo digo? Le va a pillar de sorpresa. Él/Ella se cree que todo va estupendamente.”

Y ahora viene la parte rebuscadilla de este post. Ahora sabemos que no le queremos. ¡Pero seguimos diciendoselo! ¿Por qué? ¿Por precaución (“no sea que esté atravesando una crisis y luego se me pase y ya sea demasiado tarde”)?, ¿por presión social (“¿qué van a pensar de mi? ¿y su familia? ¿y la mia? Me van a matar…”)?

No se, tal vez… ¿no dejando pasar nada por alto y desde el amor y la comunicación, hablarlo todo, para que dejen de hacernos cositas insignificantes? o tal vez ¿aprendiendo a perdonar todo lo que nos hagan?

Igual lo mejor es decirlo en cuanto detectemos la priméra perdida de amor por la pareja... no se... ¿y tu qué piensas?

No hay comentarios: