17 febrero 2004

Editorial del diaro La Razón

Hoy en el metro observé a una señora que leía La Razón y en la portada del mismo, aparecía el siguiente titular: "Los directores de cine de la campaña contra el PP recibieron casi 5.000 millones en ayudas del Gobierno".

De mala leche ya por la mañana temprano, accedo a su web y sigo leyendo el artículo. Básicamente decía:
  1. Sus películas, que las pagan los españoles, luego no las ve ni dios.
  2. Se escudan en la libertad de expresión para no tener que pronunciarse en contra de ETA, la violencia y el terrorismo.
  3. Critican a la mano que les da de comer, y con las subvenciones que reciben, montan una campaña contra el PP.
Entonces es cuando mis pelotas se han hinchado tanto que aun estoy esperando poder cerrar las piernas, y no he podido evitar reflejar mi indignación aunque sea por aquí. Aunque, claro, es lo que el autor del artículo esperaba, y efectivamente estoy entrando al trapo. Pero me da igual.

A este diario le contesto:
  • Estos directores siempre se han manifestado contra todo tipo de violencias y condenado todas las formas de terrorismo.
  • El ataque de este diario es una peligrosa agresión a la democracia, un ataque frontal contra la libertad de expresión y un desprecio a la cultura.
  • La cultura es un derecho que no debe ser condicionado ni dirigido por el poder, a quien sólo corresponde abrirle cauces, fomentando la creatividad y favoreciendo su difusión. Son los propios ciudadanos los que deben decidir su funcionamiento y control junto con los agentes culturales. El dinero de las subvenciones es de todos los españoles y no sirve para comprar la opinión de nadie. Es un dinero de todos, incluso de los que votan en contra del gobierno; y por lo tanto, no debe ser repartido a dedo entre sus amigos.
Estimado periodista, métase usted en ese reducido cerebro que el limitar la libertad de expresión, es el primer paso hacia un estado autoritario.

14 febrero 2004

Hoy

Volveré a jugar con las estrellas,
volveré a beber de tu mirada,
podré parar el tiempo entre tus brazos,
podré decirte nuevamente: "Te quiero".

13 febrero 2004

Filtrado parte del código de windows

Por las redes P2P pulula un archivo de 203 megas con el código fuente, el corazón, de windows. Son líneas de código como estas:

[...]
InbvAcquireDisplayOwnership();
InbvResetDisplay();
InbvSolidColorFill(0,0,639,479,4); // make the screen blue
InbvSetTextColor(15);
InbvInstallDisplayStringFilter((INBV_DISPLAY_STRING_FILTER)NULL);
InbvEnableDisplayString(TRUE); // enable display string
InbvSetScrollRegion(0,0,639,479); // set to use entire screen
[...]

Microsoft ha reconocido que parte del código de sus sistema operativo Windows, que la empresa guarda de forma hermética, se encuentra publicado en Internet, algo que puede exponer a los productos del gigante informático a graves problemas, tales como posibles copias ilegales o descubrimientos de nuevas vulnerabilidades, que causarían un número de ataques cibernéticos aún mayor que el actual.

El código fuente supone el corazón de cualquier companía de 'software', dado que es el lenguaje básico empleado para crear sus programas. Las compañías que producen 'software' no libre (con Microsoft a la cabeza), defienden a capa y espada la propiedad intelectual y el secreto de esta información tal vital para sus actividades económicas. El nivel de misterio se suele comparar a menudo con el de la fórmula de la Coca-Cola.

Michael Moore

A los 18 años fue nombrado director de su escuela. A los 22 fundó el respetado diario «The Flint Voice». En 1989 dirigió su primera película y en 2002, con 49 años, «Bowling for Columbine», Oscar a la mejor película documental. Michael Moore, cineasta y escritor, sacó a la venta recientemente su libro «Estúpidos hombres blancos», publicado por Ediciones B.

Es la persona que más graves insultos ha proferido contra su presidente, George W. Bush. Estos extractos de su libro son sólo una pequeña muestra. (Sacado íntegramente de elmundo.es):

"Quizá lo peor de tener a un presidente que nadie eligió es que, cuando se avecina una crisis nacional, debemos preguntarnos a qué intereses sirve. Dado que no gobierna por voluntad del pueblo sino por robo electoral, ¿no resulta más seguro suponer que el pueblo no se halla entre las prioridades del presidente George W. Bush? A las 8.45 de la mañana del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos sufrió el peor ataque de su historia en su propio suelo por parte de enemigos extranjeros. Visto que los detalles de lo que sucedió ya son tan conocidos como los del 7 de diciembre de 1941 y los del 1 de septiembre de 1939, no me voy a extender sobre el número de aviones utilizados, la cantidad de víctimas mortales o las múltiples llamadas telefónicas de adiós por parte de seres queridos que viajaban en los aviones que los terroristas suicidas estrellaron en el World Trade Center y en el Pentágono.

Lo que sí desearía hacer, ahora que me acerco al final de este libro, es formular una serie de puntillosas preguntas a nuestro Comandante en Jefe, quien, por haber sido designado por los amigos de papá en el Tribunal Supremo, piensa que no tiene que responder a nada. Aquel día murieron 3.000 personas y hay algo en dicha tragedia que a mí y a un montón de gente más no nos acaba de cuadrar.

Así que, señor Bush, ¿podría aclararme estas cuestiones?:
  • ¿Es verdad que la familia Bin Laden ha estado suministrando fondos a la familia Bush durante más de 20 años? Según el New York Times, su primera empresa petrolera (Arbusto, fundada en 1979) fue parcialmente financiada por los Bin Laden. El clan saudí invirtió en el Grupo Carlyle, la empresa de George padre que tiene vínculos muy importantes con la industria de defensa de Estados Unidos. Creo que una coincidencia tan extraordinaria merece una explicación.
  • Usted dice que Osama bin Laden fue el cerebro de los atentados del 11 de septiembre. Sin embargo, hay noticias de que, por entonces, este maleante estaba en tratamiento de diálisis a causa de una insuficiencia renal. ¿Nos está usted diciendo que un hombre conectado a una máquina de diálisis en una cueva de Afganistán supervisó toda la operación?
  • En 1997, cuando usted era gobernador del Estado, la BBC emitió un reportaje sobre los líderes talibanes de Afganistán que volaron a Houston, Texas, para reunirse con ejecutivos de la petrolera Unocal con el fin de discutir la construcción de un gasoducto en Afganistán. Uno de los informes de viabilidad del proyecto fue encargado a Enron, la compañía que más dinero donó a sus campañas para gobernador y presidente. Halliburton fue una de las empresas designadas para construirlo. Por entonces, el presidente de la empresa era Dick Cheney, actual vicepresidente de Estados Unidos. ¿Por qué acogió el Estado de Texas a estos representantes de un gobierno terrorista? ¿Qué pasó con el acuerdo para construir el gasoducto?
  • Según el Times de Londres, en los días y semanas que siguieron al 11 de septiembre, usted permitió que un avión privado saudí sobrevolara Estados Unidos para recoger y sacar del país a una docena de miembros de la familia Bin Laden. No se llevaron a cabo interrogatorios policiales ni del FBI, como tampoco se convocó a un gran jurado para determinar si estos parientes pudieran poseer información valiosa. Por el contrario, mientras el resto del país tenía que quedarse en tierra y el caos se apoderaba de la nación, usted encontró tiempo para asegurarse de que los Bin Laden estuvieran a salvo. ¿Nos puede explicar a qué viene esa premura? ¿Por qué recibieron los saudís y los Bin Laden este trato de favor?
  • Al menos 15 de los 19 secuestradores procedían de Arabia Saudí.Pero usted bombardeó Afganistán. ¿Fue un error de puntería? ¿O resultaba algo aventurado ir a por un país que suministra el 25% de nuestra gasolina y que alberga a tantos socios de papá? Sólo trato de conocer el verdadero valor de las 3.000 vidas perdidas.¿A cuántos metros cúbicos de gas natural equivalen?
  • Tan pronto como acabó su campaña para tomar el control de Afganistán, usted instaló a un antiguo asesor de una petrolera como jefe del gobierno interino. Luego, colocó a un ex consejero de Unocal como nuevo embajador en el país y, al cabo de pocos meses, se firmó el acuerdo para construir el gasoducto antes mencionado. Ahora que ya tiene lo que quería, ¿pueden regresar las tropas?
Hay que formular estas preguntas a George W. Bush, pero, ¿quién lo hará? ¿Quién exigirá las respuestas? ¿La prensa perezosa y complaciente que pertenece a unos pocos millonarios que contribuyeron a la campaña de Bush? ¿O el supuesto partido de la oposición, que pasa el rato tratando de emular a los republicanos y que está financiado por los mismos millonarios? ¿Qué esperanza puede haber para nosotros si no somos capaces de formular estas preguntas elementales? Con el fin de disimular el olor a gato encerrado, la Administración Bush se ha servido alegremente de los ataques del 11 de septiembre como pretexto para empezar a trocear nuestra constitución y eliminar nuestras libertades civiles. No hay mejor momento para hacerlo: el pueblo vive bajo un estado de terror y nadie está seguro de dónde vendrá el próximo ataque.

[...] George Orwell acertó con 1984. Casi todos recordamos al Gran Hermano, pero hoy día resulta mucho más relevante la coincidencia de que el líder se vea obligado a costear una guerra permanente.Necesita que los ciudadanos vivan en estado de constante temor hacia el enemigo con el fin de que le concedan todo el poder que desea: como la gente quiere sobrevivir, renuncia de buena gana a sus libertades. Naturalmente, el único modo de conseguir esto es convenciendo al pueblo de que el enemigo está en todas partes y de que su amenaza es inminente.

Funcionó en la novela y funciona hoy. Lo único que detendrá esta dinámica es el rechazo tajante a las mentiras que nos cuentan.No es momento de abandonar. No debemos olvidar que somos más que ellos. Siempre hemos tenido el poder y así seguirá siendo, pero hay que echar mano de él sin temor. BUSH, ERES UN INCULTO

[...] Me gustaría formularte tres espinosas preguntas, y desearía que respondieses con franqueza. George, ¿eres capaz de leer y escribir como un adulto? A mí y a muchos otros nos parece que el tuyo es, tristemente, un caso de analfabetismo funcional.No es nada de lo que debas avergonzarte, pues estás bien acompañado (no hay más que contar las erratas de este libro). Millones de americanos tienen un nivel de alfabetización de cuarto de primaria.No es de extrañar que dijeses aquello de «que ningún niño se quede atrás»; ya sabías de qué iba. Pero déjame preguntarte esto: si te cuesta entender los complejos informes que recibes en calidad de líder del mundo cuasilibre, ¿cómo podemos llegar a confiarte nuestros secretos militares?

Todos los indicios de analfabetismo son evidentes, y nadie te ha desautorizado por ello. Nos ofreciste la primera prueba cuando se te preguntó por tu libro de la infancia preferido. La oruga hambrienta, respondiste. Desgraciadamente, ese libro no se publicó hasta un año después de que te licenciaras.[...]

Durante la campaña, cuando te pidieron que nombraras los libros que estabas leyendo en aquel momento, respondiste valerosamente, pero ante las preguntas sobre sus contenidos no supiste qué decir.No me sorprende que tus asesores te prohibieran participar en nuevas ruedas de prensa a dos meses del final de campaña. Tenían miedo de las preguntas..., pero les acojonaban tus respuestas.

Una cosa está clara: tu sintaxis es abstrusa hasta el punto de hacer incomprensible el discurso. Al principio, el modo en que mutilabas palabras y frases resultaba simpático, casi encantador.Sin embargo, ha cobrado tintes alarmantes con el tiempo. Así, un buen día, en una entrevista te cargaste décadas de política exterior americana en Taiwan al decir que estábamos dispuestos a hacer «lo que fuera» para defender la isla y sugerir incluso que quizá mandaríamos unas tropas. Por Dios, George, el mundo enteró se puso en alerta roja.[...]

Tus asistentes han declarado que no lees sus informes y que les pides que lo hagan por ti. Como primera dama, tu madre colaboró activamente con los programas de alfabetización.

¿Cabe pensar que conocía bien la dificultad de educar a un niño que no sabía leer?

No lo tomes como algo personal. Quizá se trate de una discapacidad.No hay que avergonzarse por ello. Además, yo también creo que un disléxico puede ser presidente de Estados Unidos. Albert Einstein era disléxico, y también lo es el humorista de la CBS Jay Leno (caray, Leno y Einstein en una misma oración: ¿ves cómo el lenguaje puede resultar divertido?).[...]



¿ERES UN ALCOHOLICO?

En caso afirmativo, ¿cómo afecta esa condición a tus funciones como Comandante en Jefe? Tampoco aquí pretendo señalar con el dedo, avergonzar ni faltar al respeto a nadie. El alcoholismo es un problema grave; afecta a millones de ciudadanos americanos, gente a la que conocemos y queremos. Muchas de esas personas logran superar su enfermedad y llevar vidas normales. Los alcohólicos pueden ser -y han sido- presidentes de Estados Unidos.

Admiro sinceramente a cualquiera que consiga vencer una adicción de este género. Tú has reconocido que no puedes controlar el alcohol y que no has probado una gota desde que cumpliste 40 años. Felicidades.

También nos has dicho que solías «beber demasiado» y que, finalmente, te diste cuenta de que «el alcohol empezaba a mermar mis energías y podía llegar a enturbiar mi afecto por otras personas». He aquí la definición de un alcohólico.

Esto no te descalifica para ser presidente, pero requiere que respondas a algunas preguntas, especialmente después de pasar años ocultando el hecho de que en 1976 te detuvieron por conducir bebido.

¿Por qué no empleas la palabra alcohólico? Después de todo, ése es el primer paso hacia la rehabilitación. ¿Qué medidas preventivas has tomado para no descarriarte? Ser presidente de Estados Unidos es uno de los trabajos más estresantes del mundo. ¿Qué has hecho para garantizar que podrás resistir la presión y la ansiedad que conlleva ser el hombre más poderoso del mundo?

¿Cómo podemos saber que no echarás mano de la botella cuando tengas que enfrentarte a una crisis seria? [...]

El día en que tu detención se hizo pública, poco antes de las elecciones, daba pena verte fanfarronear risueño mientras tratabas de achacar tu acción irresponsable al «error juvenil» de haber estado tomando unas cervezas con los amigotes.

Me entristecí al pensar en las familias del medio millón de personas que han muerto bajo las ruedas de borrachos como tú desde que viviste aquella aventurilla. Gracias a Dios que sólo seguiste bebiendo durante algunos años más después de «haber aprendido la lección». También pienso en lo mucho que habrás hecho sufrir a tu esposa, Laura. Bien sabe ella lo peligroso que puede ser ponerse al volante. A los 17 años mató a una amiga del instituto al pasarse un stop y atropellarla. Confío en que buscarás su orientación tan pronto como te sientas abrumado por el trabajo (hagas lo que hagas, no le pidas consejo a Dick Cheney: ha sido arrestado en dos ocasiones por conducir borracho). [...]



¿ERES UN DELINCUENTE?

[...] George, sabemos que te han arrestado tres veces y yo no conozco a nadie, aparte de algunos amigotes pacifistas, que haya estado en comisaría en tres ocasiones. Además de por conducir bajo los efectos del alcohol, te han detenido por robar una guirnalda navideña con otros compañeros de tu hermandad universitaria para gastar una broma. ¿De qué va todo eso? Tu tercer arresto se debió a una conducta inadecuada durante un partido de fútbol americano.Esto es lo que, de verdad, no entiendo. ¡No hay nadie que no se comporte de manera inapropiada en un partido de fútbol americano! He asistido a muchos y me han derramado encima más de una cerveza, pero hasta hoy no he visto que detengan a nadie. Para hacerse notar entre una turba de hinchas mamados, hay que aplicarse al máximo.

George, tengo una teoría sobre cómo y por qué te está sucediendo todo esto. En lugar de ganarte la presidencia, te la regalaron.Así es como has conseguido todo en la vida. Dinero y apellido te han abierto todas las puertas. Sin esfuerzo, trabajo, inteligencia ni ingenio, se te ha legado una existencia privilegiada.

En seguida aprendiste que todo lo que tiene que hacer alguien como tú en Estados Unidos es presentarse. Te admitieron en un exclusivo internado de Nueva Inglaterra por el simple hecho de apellidarte Bush. No tenías que ganarte el puesto: te lo compraron.

Cuando ingresaste en Yale, aprendiste que podías pasarles la mano por la cara a estudiantes con mayores méritos que habían hincado los codos durante 10 años para que los aceptasen en esa universidad. No lo olvides: eres un Bush. Entraste en la Facultad de Empresariales de Harvard del mismo modo. Después de cuatro años erráticos en Yale, ocupaste la plaza que le pertenecía a otro.

Entonces, nos quisiste hacer creer que habías hecho el servicio militar en la Guardia Nacional Aérea de Texas. Lo que no dijiste fue que un día te escabulliste y ya no te reincorporaste a tu unidad: un año y medio de ausencia, según el Boston Globe. No cumpliste con tus obligaciones militares porque tu nombre es Bush.

Tras varios años perdidos que no aparecen en tu biografía oficial, tu padre y otros miembros de la familia te regalaron un trabajo tras otro. Por más empresas que arruinabas, siempre había otra esperándote. Por fin, acabaste como socio propietario de un gran equipo de béisbol -otro obsequio- a pesar de que sólo aportaste una centésima parte del dinero. [...]

En resumen: has sido un borracho, un ladrón, posiblemente un delincuente, un desertor impune y un llorica. El veredicto quizá te parezca cruel, pero es que el amor puede ser despiadado.

Y por amor de todo lo que es sagrado y decente, chico, te animo a que presentes tu dimisión inmediatamente y restituyas el buen nombre de tu familia todopoderosa. Haz que todos aquellos que aún creemos que existe una pizca de decencia en el clan, nos sintamos orgullosos al comprobar que un Bush con sentido común es mejor que un Bush común y consentido."

12 febrero 2004

¿Cómo nace un paradigma?

Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas. Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo.

Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo agarraban a palos. Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas.

Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos. La primera cosa que hizo el mono novato fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera. Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo.El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato. Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho. El cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fue sustituido.

Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas. Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería: "No sé, las cosas siempre se han hecho así, aquí..."

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¿Cuántas conductas adquiridas asumimos "porque sí"? ¿Y por qué las asumimos? ¿Por comodidad? ¿Por miedo a preguntarnos "el por qué" de las cosas? ¿Por miedo al "qué dirán" si nos saltamos esa conducta adquirida que nos jode (esto tiene bastante que ver con el artículo de los "hay que", escrito anteriormente) ? ¿Preferimos ignorar que sea una conducta adquirida, y la asumimos como propia?

Existen ciertos temas en los que es conveniente atender a dichas conductas, por ejemplo en cuanto a integridad física y personal: sabemos que si nos tiramos a la vía nos pilla el tren. No tenemos que experimentarlo para saberlo. Pero otras cuestiones son de caracter más subjetivo: la religión, las leyes, la política... ¿Se nos dan las herramientas necesarias para poder discernir cuál sea nuestra conducta? ¿O más bien nos imponen una, y el que quiera salir de ella "que se lo curre y luche por ella"?

Está claro que somos tan libres como nuestra comodidad nos permite.

06 febrero 2004

Ruido

Sacado de una canción de Joaquín Sabina, y ordenado como a mi me ha parecido, para expresar mejor lo que siento. La canción habla de ruidos. Ruidos que pueden hacer naufragar un barco. Ruidos que impiden escuchar que te aman y que amas. Ruido de complejos, ruido introvertido, ruido del pasado, desgastado ruido, ruido ¿qué me has hecho?, ruido yo no he sido. Tanto, tanto ruido. Ruido ¿A qué has venido?!. Descubrieron que los besos no sabían a nada. Hubo una epidemia de tristeza en la ciudad. Se borraron las pisadas, se apagaron los latidos Y con tanto ruido no se oyó el ruido del mar. Mucho, mucho ruido. Tanto ruido y al final... la soledad.